Opinión


¿QUÉ SERÍA DE ROMA CON ESTOS ALCALDES?

Por Clara Benavides

“El hombre, al vivir bajo ciertas condiciones económicas, ha dejado de poseer los frutos de su vida. Su vida ha dejado de pertenecerle; vive su vida de acuerdo a las condiciones determinadas por alguien más”
Thomas Merton





        Hallazgos en Plaza de San Francisco

Siempre me han aterrado los gurús que vienen a dar lecciones desde afuera en cualquier campo, pero el caso del catalán Tony Puig, el famoso gestor de la Barcelona de hoy y de la marca ciudad, que pasó por Quito en mayo pasado, nos dejó lecciones importantes que deberíamos asimilar. Puig hizo sugerencias que toda autoridad municipal, empezando por el alcalde, debería colocar sobre su cama para recordar antes de ir a devengar el sueldo que los ciudadanos les pagamos todos los días. Según Puig, es esencial sentarse a repensar Quito y elaborar un plan que comience por solucionar un tema: primero son los ciudadanos, a los que debe estar dirigida toda marca país porque esta empieza por la autoestima de los ciudadanos y su colaboración en esa construcción de la marca. Afirmó que lo más importante en América Latina son las culturas andinas y que el problema es el despilfarro, el no cuidar la tierra y la negligencia hacia los ciudadanos comunes, que son los que conservan el terruño con amor y cariño. Entre otras cosas, se aterró del descuido del centro colonial, “que es el mejor de América Latina” y, en particular, mencionó los alrededores de La Compañía y la plaza San Francisco, que es el tema de esta nota.

El centro colonial mejor conservado de América Latina ha sido violado por la desgarradora decisión de colocar una estación del metro en la plaza San Francisco, que afectará también a Santa Clara. Los perpetradores de semejante crimen se han salido con la suya porque están muy lejos de la concepción de que una ciudad es de, por y para sus ciudadanos, no para otros intereses, personalísimos. Elegimos a un alcalde para cuidar nuestro Quito y mejorarlo, no para tenerlo en la situación catastrófica en que se encuentra hoy ni, peor, para destruirlo.

El 31 de marzo de este año, la directora del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), Angélica Árias y el gerente de obra civil del Tramo Norte, José Luis Guijarro, luego de levantar las piedras de un primer cuadrante de la plaza, informaron sobre la presencia de lo que los arqueólogos llaman ‘anomalías’, que muestran algo desconocido. A pesar de las declaraciones hechas por el alcalde Rodas (“de investigaciones preliminares realizadas, se concluye que no hay vestigios arqueológicos ni coloniales en el sector”), Diego Velasco, doctor en Planificación Urbana declaró a Plan V que “la zona en donde se levanta habría sido un centro ceremonial de la cultura kitu kara. En el área, previo a la llegada de los incas, habría existido un conjunto de tolas, pucarás y quebradas que establecían un paisaje cultural. Según esta teoría, lo que hoy se conoce como San Francisco era la ‘tola del rayo’... Debajo de San Francisco es posible descender más de 20 metros y hallar estructuras subterráneas.  Se quiere borrar una historia milenaria y un paisaje multicultural”[1].

El art. 379 de la Constitución vigente describe el patrimonio cultural tangible e intangible, incluyendo edificaciones y monumentos de valor histórico arqueológico etnográfico o paleontológico; y claramente dice que “Cualquier daño será sancionado de acuerdo con la ley”. Por su parte, el art. 7 a) de la Ley de Patrimonio Cultural del Ecuador dispone que corresponde al Instituto de Patrimonio Cultural “conservar las condiciones de ambientación e integridad en que fueron construidos”. El artículo 30 de esta Ley estipula que en caso de cualquier tipo de construcción, deberán quedar a salvo “monumentos históricos, objetos de interés arqueológico y paleontológico que puedan hallarse en la superficie o subsuelo al realizarse los trabajos” para lo cual “el contratista, administrador o inmediato responsable dará cuenta al Instituto de Patrimonio Cultural y suspenderá las labores en el sitio donde se haya verificado el hallazgo”. ¿Será posible que estas disposiciones legales se hayan incumplido en el caso de nuestra querida y emblemática Plaza San Francisco de toda la vida de Quito, en perjuicio de todos nosotros, los propietarios de la historia, identidad y patrimonio que alberga sobre y debajo de su superficie?

Lo cierto es que la ciudad no ha sido informada del contenido de lo que se ha encontrado y le pertenece. Por increíble que resulte, se han ocultado los hallazgos hasta cuando alguien publicó en las redes sociales más de 50 magníficas fotos que evidencian la existencia de un patrimonio que por ningún lado podría considerarse “basura arqueológica que se debe destruir”. A los personeros de Hábitat, la Unesco o el Banco Mundial  les sorprendería, por decir lo menos, conocer el proceso de (des)información de esta herida infligida a la ciudad.  Primero declararon que no había nada; luego, que se trataba de basura arqueológica; más adelante, que solo había canales y cerámicas rotas; otro día que únicamente encontraron monedas de oro de 1920. Una vez más, ha sido necesario que la ciudadanía actúe para que el Municipio, a estas alturas, haciendo gala de una entrega tardía, pasara el informe de prospecciones arqueológicas al INPC.[2] Se sabe que han excavado 4.5 metros de profundidad y han decidido detenerse allí porque “no hay más vestigios”. Es preocupante imaginar qué fue lo que llegó al laboratorio y si se nos mostrará absolutamente todo lo desenterrado.

La obra de la estación del metro se ha detenido por las excavaciones arqueológicas. Según se sabe, la ciudad está pagando US$800.000 por día de retraso en la construcción del metro debido a las excavaciones de San Francisco (van cerca de de 90 días de suspensión en el lugar). He buscado el contrato del metro en las páginas web de la Alcaldía Metropolitana, de la Empresa Pública Metropolitana Metro de Quito y, por si acaso, esa empresa que desde las siglas repele, EPMMOP, y no lo encontré. Buscaba alguna cláusula que contradijera esas declaraciones no oficiales y que mostrara una acción responsable de parte de los alcaldes Barrera y Rodas que exigiera a la compañía constructora del metro que, en caso de hallazgos arqueológicos en cualquier excavación hecha por la empresa, esta deberá detener las obras sin costo alguno para la ciudad. No la encontré. ¿Significa esto que nos incrementarán impuestos o se pedirán más préstamos para cubrir tamaña omisión en el contrato? Creo que los ciudadanos deberíamos exigir que, de confirmarse esa penalidad por el retraso, la asuman los dos responsables.

Ad portas de Hábitat III, la capital del Ecuador mostrará a los ojos de los visitantes el desastre administrativo. De boca para afuera las autoridades están centradas en este evento, pero la ciudad y sus habitantes estamos abandonados. Los visitantes, sin embargo, se irán y los locales nos quedaremos recorriendo a diario nuestras calles, pensando que la ciudad debería empezar por sus ciudadanos. Comprobar el maltrato a obras construidas en cualquier época de nuestro pasado rompe la autoestima de una ciudad. ¿Van a proteger los hallazgos? ¿O, aquí sí, cuatro pelagatos en nombre de casi 3 millones de habitantes, determinarán que nada es valioso en la plaza que lleva el nombre de la capital?





[1] http://www.planv.com.ec/historias/urbano/activistas-que-protestan-contra-excavaciones-del-metro-quito
[2]http://prensa.quito.gob.ec/Noticias/news_user_view/metro_de_quito_entrega_al_instituto_nacional_de_patrimonio_cultural_informe_sobre_prospecciones_arqueologicas_en_la_plaza_de_san_francisco--21560

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